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p�gina de Al carbón album Santiagues a un amigo
Rub�n Dar�o |
Al carb�n | |
Vibraba el �rgano con sus voces tr�mulas, vibraba acompa�ando la ant�fona, llenando la nave con su armon�a gloriosa. Los cirios ard�an goteando sus l�grimas de cera entre la nube de incienso que inundaba los �mbitos del templo con su aroma sagrado; y all� en el altar el sacerdote, todo resplandeciente de oro, alzaba la custodia cubierta de pedrer�a, bendiciendo a la muchedumbre, arrodillada. De pronto, volv� la vista cerca de m�, al lado de un �ngulo de sombra. Hab�a una mujer que oraba. Vestida de negro, envuelta en un manto, su rostro se destacaba severo, sublime, teniendo por fondo la vaga oscuridad de un confesionario. Era una bella faz de �ngel, con la plegaria en los ojos y en los labios. Hab�a en su frente una palidez de flor de lis, y en la negrura de su manto resaltaban juntas, peque�as, las manos blancas y adorables. Las luces se iban extinguiendo, y a cada momento aumentaba lo obscuro del fondo, y entonces como por un ofuscamiento, me parec�a ver aquella faz iluminarse con una luz blanca y misteriosa, como la que debe de hacer en la regi�n de los coros prosternados y de los querubines ardientes; luz, alba, polvo de nieve, claridad celeste, onda santa que ba�a los ramos de lirio de los bienaventurados. Y aquel p�lido rostro de virgen, envuelta ella en el manto y en la noche, en aquel rinc�n de sombra, habr�a sido un tema admirable para un estudio al carb�n. |
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Al carbón Album Santiagues Derechos Reservados 1976-2014 � Dr. Gloria M. S�nchez Zeled�n de Norris Yoyita.
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