Buey que vi en mi ni�ez echando vaho un d�a
bajo el nicaraguense sol de encendidos oros,
en la hacienda fecunda, plena de armon�a
del tr�pico; paloma de los bosques sonoros
del viento, de las hachas, de p�jaros y toros
salvajes, yo os saludo, pues sois la vida m�a.
Pesado buey, t� evocas la dulce madrugada
que llamaba a la orde�a de la vaca lechera,
cuando era mi existencia toda blanca y rosada;
y t� paloma arrulladora y monta�era,
significas en mi primavera pasada
todo lo que hay en la divina primavera.