Uno altivo,
otro sin ley,
as�, dos, hablando est�n:
- � Yo soy Alejandro el rey !.
- Y yo, Diogenes, el can.
- Vengo a hacerte mas honrada
tu vida de caracol...
�Que quieres de m�?; -Yo, nada:
que no me quites el sol.
- � Mi poder es asombroso !.
- Pero a mi, nada me asombra.
- � Yo puedo hacerte dichoso !
- Lo se, haci�ndome sombra.
- � Tendr�s riquezas sin tasa,
un palacio y un dosel !
- � Y para que quiero casa
m�s grande que este tonel ?
- Mantos reales gastar�s
de oro y seda. -� Nada, nada !
� No ves que me abriga m�s
esta capa remendada ?
- � Ricos manjares devoro !.
- Yo con pan duro me allano.
- � Bebo el chipre en copas de oro !.
- � Yo bebo el agua en la mano !
- Mandar� cuanto tu mandes
� vanidad de cosas vanas !
- � Y a unas miserias tan grandes,
las llamais dichas humanas ?.
- Mi poder a cuantos gimen
van con gloria a socorrer.
- � La gloria: capa del crimen !
- � Crimen sin capa: el poder !.
- � Toda la tierra iracundo,
tengo postrada ente m� !.
- � Y eres el due�o del mundo,
no siendo due�o de ti ?.
- Yo se que, del orbe due�o,
ser� del mundo, el dichoso.
- � Yo se que tu �ltimo sue�o,
ser� tu primer reposo !.
- Yo impongo a mi arbitrio, leyes.
- � Tanto de injusto blasonas ?.
- Llevo vencido cien reyes.
- � Buen bandido de coronas !.
- Vivir podr�, aborrecido,
mas no morir� olvidado.
- Vivir� desconocido,
m�s nunca morir� odiado.
- � Adios !. � Cuan dichoso quedo,
de tu cinismo al crisol !.
- � Adios ! � Cuan dichoso quedo,
pues no me quitas el sol !.
Y al partir, con mutuo agravio,
uno altivo, el otro implacable,
- � Miserable ! -dice el sabio;
y el rey dice: � Miserable !
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