El pr�ncipe
de las letras Castellanas.
poeta,
periodista y diplom�tico nicarag�ense, considerado el fundador del
modernismo. Naci� en Metapa, hoy Ciudad Dar�o (Nicaragua). Sus padres se
separaron cuando �l todav�a era muy peque�o y lo cri� una abuela que lo mim�,
consinti� mucho y present� en Managua, siendo todav�a un adolescente, como
un artista prodigio. Le�a a los poetas franceses a la vez que era invitado a
recitar poes�a. En 1886 realiz� un viaje a Santiago de Chile que fue su
primer contacto con el progreso y la metr�poli. Qued� fascinado, y all�
p�blico su primer gran libro Azul (1888), libro que llam� la atenci�n
de la cr�tica y que el escritor espa�ol Juan Valera alab� mucho. De regres�
a Managua se cas� con Rafaela Contreras, en 1891; quince meses despu�s naci�
su primer hijo y en 1893 muri� su esposa. En 1892, viaj� a Espa�a como
representante del Gobierno nicarag�ense para asistir a los actos de
celebraci�n del IV Centenario del descubrimiento de Am�rica. Suceden unos
a�os de viajes por Estados Unidos, Chile y Francia, y una residencia en
Buenos Aires trabajando para el diario La Naci�n, lo que le dio una
reputaci�n internacional. En 1898 regresa a Espa�a como corresponsal del
mismo diario; en esta estancia en Europa, alterna su residencia entre Par�s
y Madrid, es aqu�, en 1900, cuando conoce a Francisca S�nchez, una mujer de
origen campesino, con la que tuvo un hijo y vivi� con ella hasta el resto de
sus d�as. Convertido en un gran poeta de �xito en Europa y Am�rica, fue
nombrado representante diplom�tico de Nicaragua en Madrid en 1907, lo que le
obligaba a viajar y de ah� que est� considerado como el 'embajador del
modernismo' en el mundo. Dar�o era un hombre que no hab�a olvidado sus
ra�ces provincianas aunque se hab�a transformado en un cosmopolita total,
pero ve�a que el mundo jubiloso de Europa estaba acabando.
Inici� la carrera literaria en Chile. Sus primeros poemas son una mezcla de
tradicionalismo, romanticismo, al estilo del poeta espa�ol Gustavo Adolfo
B�cquer, con una tem�tica comprometida con lo social; Abrojos (1887)
y Canto �pico a las glorias de Chile (1888). Este mismo a�o publica
Azul (1888, revisado en 1890), obra todav�a rom�ntica sobre la
exaltaci�n del amor como algo arm�nico con la naturaleza y el cosmos. Est� dividido en cuatro partes: 'Primaveral', donde desarrolla el tema del
amor sexual como algo sagrado, en la l�nea del Cantar de los cantares; 'Estival'
gira en torno al amor como instinto; en 'Autumnal' el amor se canta
como nostalgia y, por �ltimo, en 'Invernal' aparece un amor mundano y
moderno capaz de desafiar la climatolog�a y las estaciones ya que los
amantes se refugian en -lechos abrigados� cubiertos de pieles de Astrak�n-.
A este libro debe que sea considerado como el creador del modernismo;
escritores como Ram�n Mar�a del Valle-Incl�n, Antonio Machado, Leopoldo
Lugones o Julio Herrera y Reissig le reconocieron como el creador e
instaurador de una nueva �poca en la poes�a en lengua espa�ola.
Sus viajes por Europa y Am�rica, aclamado como gran poeta, le llevan a Par�s
y a entrar en contacto con los poetas parnasianos y simbolistas que
transformar�n sus concepciones po�ticas: abandona el provincialismo
regionalista y local por una poes�a de la universalidad en la cual el poeta
se siente tocado por la misi�n trascendente de contar al mundo -los lectores-
c�mo es su vida cotidiana pero a trav�s de s�mbolos herm�ticos -met�foras y
otras figuras literarias-, para lo cual recurre tanto a la naturaleza, la
historia, la mitolog�a, otras obras literarias o la ciencia, pero alejado y
distante, en aras de encontrar el ideal po�tico. En Prosas profanas (1896 y 1901), obra simbolista y llena de ex�tica imaginer�a, desarrolla de
nuevo el tema del amor pero ya no busca la armon�a con la naturaleza sino
con el arte: -me r�o del viento que sopla fuera- dice el poeta, y la amada
se entregar� a �l desde�ando a hermosos galanes, pues es el Arte quien
triunfa en el amor. La originalidad de Rub�n Dar�o est� en haber sabido
expresar los gustos y sentimientos de su �poca. Canta al amor y transgrede
normas sociales para conseguirlo, lo cual le culpabiliza y esta culpa
tambi�n la expresa, pero no renuncia a sus fines y su placer. Formalmente
cre� una poes�a elevada y refinada con muchos elementos decorativos y
resonancias musicales; Cantos de vida y esperanza (1905) es el mejor
ejemplo de ello, donde expone c�mo el Arte supera a la Naturaleza, que se
manifiesta a veces como un caos, y es capaz de poner orden, de restablecer
la armon�a divina, y como tema de fondo su preocupaci�n por el futuro de la
cultura hispana. Otra faceta de la obra rubeniana es la de poeta c�vico ya
que compone poemas tanto para exaltar un glorioso hecho nacional o un h�roe,
como para realizar una amarga censura. El canto errante (1907), un
libro en el que afront� los eternos problemas de la humanidad, es su libro,
conceptualmente, m�s universal. En el poema 'A Col�n' expresa el espanto que supuso el descubrimiento y enaltece la ingenuidad de
la Am�rica ind�gena; en 'A Roosevelt' eval�a a latinos y anglosajones
medidos por el patr�n materialista de estos �ltimos. Aunque intent� elevar
la poes�a pol�tica y sacarla de los c�nones ret�ricos complacientes, no
consigui� en estos poemas una obra tan elegante como en el resto de sus
composiciones, a pesar de que utiliz� su lenguaje caracter�stico rico en
s�mbolos. La cr�tica lo atribuye a que el problema pol�tico no lo sinti�
realmente en su piel, era algo racional que exig�a su compromiso pero que no
viv�a.
A partir de 1910 se produce en Europa un movimiento constante en busca de nuevas experiencias art�sticas que buscan lo variopinto, lo moderno, en un momento de
crisis espiritual; es el origen de las vanguardias. Rub�n Dar�o, que ya se hab�a entregado al -arte por el arte-, vive en propias carnes la contradicci�n: el arte no resuelve y cae en un profundo abandono vital que le lleva a las m�s variadas excentricidades y bohemias y al consumo excesivo de alcohol. En 1913, cae en un profundo misticismo y es cuando se retira a la isla de Mallorca. All� empieza a escribir una novela La isla de oro -que nunca lleg� a concluir- en la que sobre todo analiza el desastre hacia el que est� caminando Europa. Tambi�n compone Canto a Argentina y otros poemas (1914), un libro dedicado a este pa�s en el a�o de la celebraci�n de su centenario en que quiso seguir el modelo del Canto a m� mismo de Walt Whitman pero es una obra menor, casi de compromiso, sin la intensidad de sus grandes poemas. En 1915, enfermo y escapando de un continente desgarrado por la I Guerra Mundial, regres� a Am�rica.
Rub�n Dar�o es un hito en las letras hisp�nicas. El modernismo surgi� con �l y es puente obligado entre las letras de Espa�a y Latinoam�rica. En un momento en que en Espa�a la poes�a deca�a y se repet�a a s� misma sobre calcos vac�os, aport� una savia que, junto con B�cquer, inici� el camino para la recuperaci�n, cuyos frutos mas
brillantes fueron Juan Ram�n Jim�nez, las vanguardias y, m�s tarde, la llamada generaci�n del 27. En Latinoam�rica su influencia no fue menor. Aunque la cr�tica hisp�nica siempre tuvo en un alto concepto a Dar�o, desde el centenario de su nacimiento en 1967 su obra se revaloriz� notablemente. Se le considera la mejor representaci�n de la expresi�n americana e hisp�nica, y a �l se debe el desarrollo en las letras hispanas de la b�squeda constante de nuevas formas y lenguajes. Muri� en 1916 poco despu�s de llegar a Managua.
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