| Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,virgen como la nieve y honda como la mar;
 su espíritu es la hostia de mi amorosa misa,
 y alzo al són de una dulce lira crepuscular.
 
 Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
 en ella hay la sagrada frecuencia del altar:
 su risa en la sonrisa suave de Monna Lisa;
 sus labios son los únicos labios para besar.
 
 Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;
 apoyada en mi brazo como convaleciente
 me mirará asombrada con íntimo pavor;
 
 la enamorada esfinge quedará estupefacta;
 apagará la llama de la vestal intacta
 ¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!
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