I
Fablávase rvda et torpe fabla
cuando vevía grand Cid Campeador,
e lvego quando le fiçieron trovas,
ben sopieron trovas le far.
A guisa de regocixo ponyanse atrovar e cantábanl'a las dueinas con polido cantar. ¡Oh inorado home que fiçiste román vvulgar, cata que con gran fynura al Cid oviste d'ensalçar: cata que la tu trova sabrosa ovía de gvstar!
II
Façia ya assaz clara e assaz letrada prosa el sabio rey Alphonso, e era bona cosa: ca ovo ya artizado e era deleytosa e ovo de ser admyrado ca foé assaz precyosa.
Catad que ansy polido vyóse más lo trovado: ca ovía de ser mui mucho admyrado, e tenyase por meior román entonce nado e el plus dolçísono foé plus alabado.
Façían dolçe prosa a los prados olyentes e a los que creyan que eran convenyentes; davanl' muchas prosas de las sus myentes; que salyan sabrosas e bien corryentes.
III
Lvego Johan de Mena con graçia non poca fiço las trovas tyernas, querellosas, e fveron estonce ya mui dinas cosas trovas que cantava la su dolçe boca.
E canta el variante de la suerte loca en fran?es dolyentes, svaves e quexosas, e fveron estonce ya mui dinas cosas e a las Musas siempre con su canto evoca.
E plañe en las tumbas de almas precitas ÐÐcon lágimas tristes e non gradescidasðð, e siempre son gratas sus trovas sentidas si canta querellas, si canta coítas.
Canta a Doña Venus e Doñas benditas, e canta los prados e canta las flores, e los sin eguales e tiernos dulçores que dan las palomas e las avecitas.
IV
E dulçe e lozana e grata e fermosa era la sabrosa fabla castellana.
E iva adelantando e ívase estendiendo e se iva sintiendo e se iva admirando.
Face Santillana que se multiplique; e más la engalana la trova lozana de Jorge Manrique.
V
Manrique, con galanura, brinda su trova fermosa tan sonora, que llena de grand finura, es cual la canción graciosa que hay agora.
Rebosa de polimento, e de armonía sin par está llena, e non es ya aqquel acento en que solía cantar Johan de Mena.
Gratos sospiros e lloros guarda en las sus notas bellas en verdat; sabroso cantos, sonoros: trovas que se mira en ellas poridat.
Levanta el ánimo muerto, recrea el ánimo vivo la su armonía; nos saca de desconcierto, ca tiene vigor activo, Philosophía.
E mangüer esté polida la dulce española fabla, caminando la viéredes tan garridas la viéredes cuál se entabla adelantando.
VI
Dulce como la miel de los panales que en las ramas del árbol gotas deja, cuando la liba zumbadora abeja que gira sobre juncos y gramales; sonora cual las brisas otoñales que el eco vago de sentida queja parecen derramar, cuando se aleja Véspero entre los verdes robledales; como el murmullo de la fuente suave que se desliza con rumor escaso, y como el dulce cántico de ave: así en la Égloga está de Garcilaso, llena de majestad, pura y galana, la armoniosa Poesía Castellana.
VII
¡Y cómo corre grata si el de León, dulcísimo poeta, sus cantares desata como líquida veta que se desliza compasada y quieta!
Cual sobre la llanura el arroyuelo plácido y sonoro, que muestra sin presura de náyades un coro, cristal sus ninfas, sus arenas oro.
O cual la mansa onda que va a lamer la arena de la playa, cuando la
aurora blonda nace en Oriente, gaya, y entre rosa y perlas se desmaya.
VIII
Y si Herrera pujante nos hace oír su plectro armoníoso, que menea vibrante como el del poderoso divino padre Apolo, sonoroso, remeda en su cadencia lo retumbante del fogoso trueno, de la mar de la inclemencia y al de sonancia lleno Eolo zumbador, nunca sereno; y remeda en su canto el eco del torrente en la montaña: y sublima a Lepanto y, cantando esa hazaña, da su nombre a la Historia, y lustre a España.
IX
Entre tantos poetas que entonces se miraron, áquién es aquel que brinda las notas de su canto con más gracia y donaire porque es más agraciado?
ÐÐFénix de los Ingeniosðð, así le apellidaron al poeta fecundo que a la vida del campo alaba en dulces verso, y hoy él es alabado.
¡Gloria al sublime ingenio que nos llena de encanto! ¡Gloria y prez al insigne Lope de Vega Carpio!
X
De tantos poetas, el cantar magnífico, el donaire puro de sus gratos himnos, y un ingenio grande que hubo aparecido, dio por acres[frutos] el Culteranismo.
De Herrera al hermoso cántico divino que enciende los pechos y agrada al espíritu, lleno de pujanza, de armonía rico, sustituyó entonces el Culteranismo.
Y de Garcilaso al sabroso idilio que nos huele a flores, verbana y tomillo, que tierno remeda del pájaro el trino, sustituyó entonces el Culteranismo.
De los Argensolas al cantar flúido que llenaba el ánimo con su son tan lindo; de tantos poetas al trovar magnífico, sustituyó entonces el Culteranismo.
Góngora, con las ondas de su ingenio, antes tranquilo manantial de amores, derramó de su mente los fulgores de la española musa en el proscenio.
Mas, ¡ay!, la ruda tempestad del genio con sus horrendos rayos vibradores, de su alma en el vergel, trochó las flores que aromaron su dulce prigenio.
No de otro modo a la risueña Hecate, cada en los aires nubarrón sombrío cuando Aquil?n sañoso al roble abate, la dulce faz enturbia. El murmur?o del de su numen manantial ríente, trúcose en el rugido del torrente.
XI
¿Quién aparece con su voz ahora dominando en la
hispana poesía? ¿Quién trajo, en el raudal de su armonía sátira perspicaz, nota sonora?
¿Quién, cuando ríe alegre, triste y en sus cantos derrama la alegría, al par que con su acento arrancaría lágima de los ojos, quemadora?
¿Quién nos ofrece su cantar hermoso? ¿Quién engalana el Español Parnaso y quién ataca al gongorismo nulo?
Francisco de Quevedo, ese coloso que pudiera montar en el Pegaso al par de Juvenal y Tibulo.
XII
También un lauro merece el ingenioso cantor que con muy mucho primor sus frutos al mundo ofrece; su gloria jamás decrece, la Historia le será fiel: hoy admiramos en él su facunda meritoria, y siempre grande en la Historia será Vicente Espinel.
XIII
Mas ved: un astro radiante sus vivos fulgores lanza, iluminando el santuario de la Musa Castellana.
Una águila poderosa teinde al Olimpo sus alas: en su brillante pupila la chispa del genio irradia, y llena el espacio inmenso con la luz de su mirada.
Pues ese astro refulgente que envía luz a las almas; esa
águila poderosa que los espacios abarca y cuya gloria pregonan los clarines de la fama, es la admiración del Orbe, el orgullo de España y el lustre de sus blasones: es Calderón de la Barca.
XIV
Como el sol de la mañana, altiva, pura y radiante se eleva siempre triunfante la Poesía Castellana. ¡Cuánto asciende! Ya en Quintana muestra más grande pureza: que aquella Musa que empieza fazañas del Cid trovando, con los siglos aumentando su esplendor y su riqueza.
Siempre adelantando, llega a inspirar corazones, hasta las bellascanciones de Hartzenbusch y de la Vega: sus gratos rumores riega tendiendo siempre a elevarse, y sus fulgores esparce, palpita, se mueve y arde en los versos de Velarde, en poemas de Nuñez de Arce.
Siempre adelantando, llega a inspirar corazones, hasta las bellascanciones de Hartzenbusch y de la Vega: sus gratos rumores riega tendiendo siempre a elevarse, y sus fulgores esparce, palpita, se mueve y arde en los versos de Velarde, en poemas de Nuñez de Arce.
¿Y en el nuevo mundo? Sí, donde hay constancia y deseo y saluda al Pirineo con su cresta Yllimaní, también tenemos aquí trinos de Avellaneda; y en cada
céfiro rueda, cada maravilla brota, de Marmól alguna nota, algún himno de arboleda.
Hoy resuenan por doquier melodías de Andrés Bello, dando luz con su destello y enseñando con su ser; nos sentimos conmover de Olmedo al Canto de Junín, y hoy admiramos, en fin, el genio vivo y preclaro de los Heredias, los Caro, los Palma y los Marroquín.
XV
Y los siglos que vienen y las generaciones, ojalá que de inmenso ardor se llenen; ¡y el poeta, en múltiple canciones que en su lira resuenen, ensalce y purifique a la lozana y armoniosa Poesía Castellana!
Rubén Darío (San Salvador, octubre 1882)