Pablo Neruda |
Poema XI | |
Casi fuera del cielo ancla entre dos monta�as la mitad de la luna. Girante, errante noche, la cavadora de ojos. A ver cu�ntas estrellas trizadas en la charca. Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye. Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas, mi coraz�n da vueltas como un volante loco. Ni�a venida de tan lejos, tra�da de tan lejos, a veces fulgurece su mirada debajo del cielo. Quejumbre, tempestad, remolino de furia, cruza encima de mi coraz�n, sin detenerte. Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu ra�z so�olienta. Desarraiga los grandes �rboles al otro lado de ella. Pero t�, clara ni�a, pregunta de humo, espiga. Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas. Detr�s de las monta�as nocturnas, blanco lirio de incendio, ah nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas. Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos, es hora de seguir otro camino, donde ella no sonr�a. Tempestad que enterr� las campanas, turbio revuelo de tormentas para qu� tocarla ahora, para qu� entristecerla. Ay seguir el camino que se aleja de todo, donde no est� atajando la angustia, la muerte, el invierno, con sus ojos abiertos entre el roc�o. |
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Poema XI Pablo Neruda Casi fuera del cielo ancla entre dos monta�as Derechos Reservados 1976-2013 � Dr. Gloria M. S�nchez Zeled�n de Norris.
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